17 de Marzo, 2025
Todo lo que piensas, haces y dices es un reflejo del nivel de respeto que tienes por ti mismo.
Cada decisión, consciente o no, esta moldeada por tu programación mental, tus creencias, y las historias que te has repetido durante toda tu vida.
Somos lo que hacemos, no lo que decimos que haremos, por lo que la realidad de nuestra vida se genera con base en nuestras acciones.
Es difícil aceptar que tú creas tu vida porque siempre será más fácil eximirte de la responsabilidad de tu realidad, especialmente cuando tu vida no refleje tus deseos. Siempre será más fácil culpar a tus padres, a tus maestros, a tu pareja, a tus compañeros de trabajo, y al universo, por todos aquellos momentos que te generan incomodidad y que están muy lejos de lo que quieres.
Disciplina es amor propio porque, precisamente, implica cultivar una mentalidad en la que respetas profundamente tu identidad y comienzas a tomar mejores decisiones; comienzas a vivir con base en hábitos saludables, te alejas de relaciones que te hacen daño, estableces límites aún cuando esto signifique que otros se alejen de ti.
Del mismo modo, amor propio, y respeto propio, es disciplina porque implica entender que mientras más cómodo te sientas tomando buenas decisiones, más crecerá tu autoestima y disminuirá tu tolerancia hacia lo que no se alinea con tus principios.
Disciplina, sin caer en la rigidez ni la perfección, implica ser consciente de que todo lo que haces tiene un impacto en tu identidad, y en la percepción que tienes de ti mismo. Disciplina es entender que lo pequeño, aquello que podría parecer insignificante, determina la forma en que actuarás cuando llegue el momento de situaciones más grandes.
Si eres una persona que tiene malos hábitos en la comida, te estás diciendo a ti mismo que no respetas tu cuerpo, y que no valoras el único hardware que se te ha otorgado en la vida. Si no te ejercitas, más allá de no tener un cuerpo saludable, de forma inconsciente te estás recordando que no eres realmente una persona que valora su estado físico.
La disciplina en la forma en que te hablas es quizás la que menos atención le hayas puesto en tu vida, sin embargo, tiene un impacto profundo que ha determinado tu identidad hasta ahora. Por ejemplo, si te hablas con groserías a ti mismo, te conviertes en una persona grosera en tus relaciones con los demás; si te castigas cada vez que cometes un error, estás generando una creencia de que equivocarse es algo negativo, cuando podrías mejor cultivar una mentalidad de que, equivocarse, es crecer siempre y cuando se haga de buena forma y siempre hacia adelante.
Si cuando te hablas a ti mismo, cuando tu voz interna te susurra, siempre lo haces con pensamientos de escasez, que no te sorprenda cuando en tu vida exterior lo única abundante fuera, precisamente, la escasez.
Disciplina mental es quizás la más importante de todas, pues, al igual que aquella voz interna que tenemos, determina de forma importante la forma en que vivimos. Si solamente tienes pensamientos de cobardía, será difícil que puedas llegar a ser valiente. Si piensas de forma desordenada, todo lo que haces en tu vida reflejará desorden.
Si constantemente tienes solamente pensamientos de mediocridad, jamás podrás alcanzar la excelencia, misma que empieza desde lo más pequeño.
Ser disciplinado no es una meta que debamos gritar al mundo, o una serie de tareas que debemos mostrar en nuestras redes sociales. Ser disciplinado es un regalo que te haces a ti mismo, que te da validación propio y amor propio, que te permite vivir con intencionalidad, y que genera resultados positivos en diversas áreas de tu vida.
Ser disciplinado es tener estándares altos en todo lo que haces, no permitirte a ti mismo luchar por menos de lo que mereces; significa ver por ti sin esperar que todo el mundo te muestre cuanto vales.
La disciplina, al igual que el amor propio, es el regalo más grande que te puedes dar tu mismo. Es comer de forma intencional pensando en el cuerpo saludable que deseas, es tener buenos hábitos, es ser educado, es atreverte a ser romántico y elegante, es generar admiración hacia ti mismo.
Disciplina es amor propio.